Éxito para las tribus de Sarawak: se paraliza la construcción de una presa

11 diciembre 2015

Los penanes dependen de su selva para cazar y recolectar. La presa de Baram habría inundado 388 km cuadrados de selva. © Victor Barro/Survival

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La presa de Baram, que habría inundado la tierra de 20.000 indígenas en el estado malasio de Sarawak, ha sido suspendida tras años de protestas.

El jefe del gobierno de Sarawak, Tan Sri Adenan Satem, anunció recientemente que la decisión de paralizar la presa se adoptó por respeto a las opiniones de las comunidades afectadas, y agregó: “Si ustedes no quieren la presa, está bien. Respetaremos su decisión”.

Los pueblos indígenas, cuyos hogares y selvas quedarían inundados por el embalse, han estado protestando y bloqueando los accesos a la zona de construcción de la mega-estructura durante dos años. Por el momento han recibido bien su suspensión, pero insisten en que no basta con que la presa se “paralice hasta nuevo aviso”, sino que se deben dar garantías de que nunca será edificada.

También piden la devolución de las tierras que se adquirieron para albergar la presa y que los permisos de tala en la zona sean revocados.

Muchos observadores se muestran escépticos por la repentina actitud de las autoridades de querer respetar los deseos de las comunidades indígenas. Sus derechos territoriales y a decir no a la tala, a las plantaciones de aceite de palma y a las megapresas no han sido tan fácilmente reconocidos en el pasado. Podría haber más razones económicas por las que la presa no se considere viable: las presas que actualmente existen en Sarawak ya proporcionan más energía de la que el estado necesita.

Los pueblos indígenas y tribales afectados por la presa, pertenecientes a las comunidades kenyah, kayan y penan, han opuesto una gran resistencia contra ella desde el principio. Son plenamente conscientes de las dificultades que afrontan quienes fueron expulsados para dar paso a otras presas. Están luchando para poder seguir cazando y recolectando, o para poder cultivar alimentos suficientes en las pequeñas parcelas de tierra que les han proporcionado.

Durante el bloqueo contra la presa de Baram, el anciano líder Lenjau Tusau, de la comunidad Long Makaba, refleja el coraje y dignidad de quienes protestan: “No nos marcharemos. Nuestra vida está aquí, nuestra cultura. La tierra, los ríos y las rocas nos pertenecen”.

La presa Baram formaba parte de un plan de construcción del gobierno del estado de Sarawak de doce presas hidroeléctricas. En 2008 se filtró un documento por Internet que desvelaba el proyecto de las autoridades estatales de construir este conjunto de presas, pese a no contar con mercado para la electricidad que producirían.

Muchas organizaciones locales, nacionales e internacionales, entre ellas Survival International, han presionado durante años contra las presas planificadas en Sarawak.

Centenares de simpatizantes de Survival escribieron al gobierno estatal para protestar en contra de las presas, la tala y las plantaciones. Survival pide al gobierno de Sarawak que no permita más proyectos de “desarrollo” en las tierras de sus pueblos indígenas sin su consentimiento.

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