Los nénets de Siberia

© Steve Morgan

En el noroeste de Siberia, del suelo permanentemente helado se sacó hace poco un bebé mamut. Pero ahora el permafrost del Ártico se está derritiendo y los indígenas nénets, que son pastores de renos, se enfrentan a una doble amenaza a su modo de vida migratorio: el cambio climático y la extracción de recursos.

Campamento de nénets. Península de Yamal, Rusia. © Steve Morgan

La península de Yamal: una extensión de turberas que va desde el norte de Siberia hasta el mar de Kara, muy por encima del Círculo Polar Ártico. Al este están las aguas poco profundas del golfo de Ob; al oeste, la bahía de Baydaratskaya, cubierta de hielo durante la mayor parte del año.

En la lengua de los indígenas nénets, Yamal significa el fin del mundo; es un lugar remoto, azotado por el viento, de permafrost, ríos serpenteantes y arbustos enanos, y desde hace más de mil años es el hogar de los pastores de renos del pueblo nénets.

Mujer nénets, península de Yamal, Rusia. © Steve Morgan

Los pastores nénets siempre se han trasladado con sus renos estacionalmente y han viajado por ancestrales rutas migratorias.

Durante el invierno, cuando las temperaturas pueden bajar hasta los 50 grados bajo cero, la mayoría de los nénets ponen a los renos a pastar en el musgo y los líquenes de los bosques del sur, o taigá. En los meses de verano, cuando el sol de medianoche convierte a la noche en día, dejan detrás el alerce y los sauces para migrar hacia el norte.

Para cuando cruzan las aguas heladas del río Ob y llegan a la tundra sin árboles en las orillas del mar de Kara, es posible que hayan recorrido hasta mil kilómetros de distancia.

Renos en la península de Yamal, Rusia. © Steve Morgan

En la actualidad, sin embargo, la ruta migratoria de los nénets se está viendo afectada por la infraestructura asociada a la extracción de recursos; los renos tienen dificultades para cruzar las carreteras y dicen que la contaminación amenaza la calidad de los pastos.

Los preparativos para lo que se conoce como el Megaproyecto Yamal (un proyecto a largo plazo para explotar el gas de la península, desarrollado por la empresa gasística rusa Gazprom) comenzaron en los años noventa. En mayo de 2012 se producirá el primer suministro de gas en el enorme campo de Bovanenkovo. Cada año, miles de millones de metros cúbicos serán transportados a Europa por un gasoducto.

Lo que le ocurre a la tierra es muy importante para nosotros, nos dijo recientemente el pastor nénets Sergei Hudi. Tememos que con todas estas nuevas industrias no podremos migrar más. Y si ya no podemos migrar, puede que nuestro pueblo desaparezca por completo.

Pastor de renos nénets. Península de Yamal, Rusia. © Steve Morgan

Los nénets ya se han enfrentado a la amenaza de la extinción en el pasado: han soportado los retos de las intrusiones coloniales, de la guerra civil, la revolución y la colectivización forzosa. En la actualidad, su modo de vida como pastores está de nuevo gravemente amenazado.

Bajo Stalin, las comunidades indígenas fueron divididas en grupos conocidos como brigadas, y obligados a vivir en granjas y aldeas colectivizadas llamadas kolkhozy. Cada brigada estaba obligada a pagar impuestos en forma de carne de reno.

Se separaba a los niños de sus familias y se los enviaba a internados del Gobierno, donde se les prohibía hablar su propia lengua.

Con la caída del comunismo los adultos jóvenes comenzaron a abandonar sus comunidades para irse a las ciudades, una tendencia que continúa en la actualidad. En los entornos urbanos es casi imposible para ellos adaptarse a una vida alejada de los ritmos cíclicos de la tundra, y sufren elevados niveles de alcoholismo, paro y problemas de salud mental.

Para los nénets que aún son nómadas, sus tierras y rebaños siguen siendo de vital importancia para su identidad colectiva. La tierra lo es todo para nosotros. Todo, dijo Sergei Hudi.

Pastor de renos. Península de Yamal, Rusia. © Steve Morgan

Los renos son nuestro hogar, nuestra comida y nuestro medio de transporte, dijo a Survival Sergei Hudi.

Los abrigos de los nénets están hechos de piel de reno. Se cosen con los nervios del animal.

Los lazos están confeccionados de tendones de reno; las herramientas y algunas partes del trineo, con sus huesos. Las cubiertas de las tiendas de campaña, de forma cónica (llamadas choom o miya) también se hacen con piel de reno, y van montadas sobre gruesos pilares.

Cada nénets tiene un reno sagrado, que no puede tirar de un trineo o ser sacrificado hasta que ya no pueda caminar.

Pastor nénets bebiendo sangre de reno, península de Yamal, Rusia. © Steve Morgan

La carne de reno también es la parte más importante de la dieta de los nénets. La comen cruda, congelada o hervida, junto con la sangre de un reno recién sacrificado, que es rica en vitaminas.

Los nénets también comen pescado, como salmón blanco o muksun, una variedad de pescado blanco de color plateado, y recolectan arándanos en los meses de verano.

Pastores de renos nénets, península de Yamal. © Steve Morgan

Bajo un cielo plomizo, una familia de nénets se prepara para trasladarse: las mujeres cargan los trineos que usan para llevar sus pertenencias.

Por la noche colocan los trineos en semicírculo alrededor del choom.

Pastores de renos nénets, península de Yamal, Rusia. © Steve Morgan

Durante la migración se topan con los muchos oleoductos, torres de perforación y carreteras de asfalto que están transformando la tundra. A comienzos de 2011 se abrió la línea férrea entre Obskaya y Bovanenkovo, de 523 kilómetros de largo y la más al norte del mundo.

Pedimos a las empresas que tengan en cuenta nuestro punto de vista cuando llevan a cabo las prospecciones, dijo Sergei Hudi. Y es importante que los gasoductos no interfieran nuestro acceso a los pastos de renos.

Sophie Grig, investigadora senior de Survival International, explicó: La página web de Gazprom dice que la península de Yamal es una de las regiones de gas y petróleo estratégicas en Rusia. Esto resume cómo ven el territorio ancestral de los nénets.

Península de Yamal, Rusia. © Steve Morgan

El Ártico está cambiando rápidamente. A medida que las temperaturas suben y el permafrost de la tundra se descongela, libera a la atmósfera dióxido de carbono y metano (gases de efecto invernadero).

En primavera el hielo se derrite antes y no se vuelve a helar hasta bien entrado el otoño, por lo que los pastores se ven obligados a cambiar patrones migratorios que tienen siglos de antigüedad, ya que los renos tienen dificultades para caminar por una tundra sin nieve. El aumento de las temperaturas también afecta a la vegetación de la tundra, la única fuente de alimento para los renos.

Los científicos temen que la liberación de miles de millones de toneladas de gases a la atmósfera por el permafrost podría ser un peligroso punto de no retorno para el sistema climático mundial.

Península de Yamal, tierra de los nénets. Rusia. © Steve Morgan

El derretimiento del permafrost ha provocado que se sequen algunos de los lagos de agua dulce de la tundra, lo que llevará a un descenso en el suministro de pesca de los nénets.

A medida que el hielo marino alrededor de la península también se derrite, el océano va quedando abierto al tráfico marítimo. Estos pasos en el Ártico son potenciales vías de acceso para el comercio entre Asia, Europa y Norteamérica. En 2011 el petrolero Vladimir Tikhonov se convirtió en el barco más grande en navegar a través del Paso del Noreste.

Mujer nénets, península de Yamal, Rusia. © Steve Morgan

Para sobrevivir como pueblo, los nénets necesitan acceso sin obstrucciones a sus pastos y un entorno sin desechos industriales.

El pueblo nénets ha vivido en la frágil ecología de la tundra y la ha protegido durante miles de años, dijo Sophie Grig de Survival International. No debería haber ningún proyecto en su territorio sin su consentimiento, y deberían recibir una compensación justa por cualquier daño causado.

Con estados y empresas que claman por un pedazo del Ártico, científicos que intentan estudiar un medio ambiente cambiante y el anuncio de Gazprom de que los nuevos campos de gas en la península estarán listos para empezar a producir en 2019, sus preocupaciones se hacen aún más urgentes.

Los renos son nuestra vida y el futuro, dijo una mujer nénets.

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