India reprime a las activistas adivasis con agresiones, detenciones y asesinatos

© Survival

Artículo de Jo Woodman, investigadora de de Survival International, publicado en Kamchatka el 25 de julio de 2021.

 

Hidme Markam, Soni Sori y Jacinta Kerketta © Survival

 

En la región de Bastar, en el centro de India, cientos de mujeres se congregaron el Día Internacional de la Mujer para conmemorar la muerte de dos mujeres adivasis (indígenas), víctimas de agresiones sexuales a manos de agentes de las fuerzas de seguridad. Una de ellas, una adolescente de 16 años, se suicidó después de haber sido violada. 

Las mujeres protestaban contra los asesinatos extrajudiciales, los abusos sexuales, las detenciones ilegales y los montajes judiciales, que se han convertido en una realidad cotidiana para muchas personas adivasis, especialmente mujeres, que defienden sus tierras frente al robo y la destrucción. 

La policía acudió rápidamente y detuvo a una de las lideresas, Hidme Markam. Actualmente Markam lleva cuatro meses detenida como consecuencia de la infame UAPA, una ley represiva concebida para controlar el terrorismo, pero que se emplea ahora para silenciar a quienes se manifiestan contra el Gobierno. Esta misma ley se aplicó para encarcelar al veterano defensor de los derechos de los pueblos indígenas, Stan Swamy, cuya muerte este mes, bajo custodia policial, ha provocado una ola de indignación en toda India y ha sido condenada por Naciones Unidas y la Unión Europea. 

 

En todas las tierras indígenas del centro de India, las y los adivasis tienen que luchar para defender sus tierras y la mayoría de sus derechos fundamentales. Pocos días antes de su detención, Survival Interntional recogió el testimonio de Hidme, quien con voz pausada, pero decidida, relataba a qué se enfrentan las mujeres: "Son golpeadas, encarceladas. A diario, en todos los sitios, se enfrentan a los mismos abusos".  

Legalmente se requiere el consentimiento de las comunidades adivasis para cualquier proyecto en sus tierras, como por ejemplo una mina. Sin embargo, diversos informes de Amnistía Internacional y para el Ministerio de Asuntos Indígenas revelan cómo a menudo se fuerzan consensos y se recurre a la intimidación y a otras tácticas coercitivas para burlar la ley. La brutalidad policial contra las personas indígenas, detenidas o no, es una práctica extendida.  

Sin medios legales para proteger sus tierras, muchas comunidades no tienen otra alternativa que protestar pacíficamente: bloquean carreteras, hacen sentadas delante de las excavadoras, organizan concentraciones y marchas. Simplemente defienden sus territorios y sus derechos… Pero esto es peligroso en la India de Modi. Survival exige que Modi ponga fin al robo de tierras adivasis y respete los derechos que deberían protegerlas

En palabras de la poeta adivasi Jacinta Kerketta: "la detención de Hidme y la manera en que se llevó a cabo es una nueva demostración, para nosotros los adivasis, de que los gobiernos no soportan a quienes nos oponemos activamente al robo de nuestros recursos".

 

Incluso antes de que Modi accediera al poder, la policía y fuerzas paramilitares respondían con brutalidad a la resistencia adivasi frente a la destrucción de sus territorios o al abuso de sus derechos. La violencia sexual y la cárcel son dos de los instrumentos utilizados para suprimir las discrepancias. El otro es el asesinato a sangre fría. La ejecución extrajudicial de líderes indígenas no es un fenómeno nuevo y sigue produciéndose. Estas muertes suelen calificarse como "encounter killings" (bajas producidas en enfrentamientos), cuando la policía se "enfrenta" a terroristas o criminales armados, que mueren en el consiguiente tiroteo. Las investigaciones demuestran que miles de personas han sido asesinadas en falsos "enfrentamientos": tras ser ejecutadas se habrían colocado armas de fuego junto a ellas para conducir al engaño.

Muchos de los asesinatos de adivasis se han producido en movimientos de resistencia a las minas. De hecho, Hidme Markam también formaba parte de la lucha emprendida para proteger la montaña sagrada de Nandraj. Cuatro hombres de la zona fueron asesinados en 2019 en el marco de una operación más amplia de represión y acoso policial. En el vecino Estado de Odisha, cinco jóvenes que participaban en el movimiento de resistencia a la mina de Mali Parvat fueron asesinados en un "enfrentamiento" en 2016

Modi está subastando los yacimientos carboníferos de India y facilitando el acceso a la minería de empresas privadas, al tiempo que la represión contra los movimientos de resistencia, los defensores de los derechos humanos y los activistas adivasis ha aumentado exponencialmente. Quienes disienten son tachados de "antinacionales" y acusados de sedición o encarcelados en base a la severa Ley de Actividades Ilegales UAPA (Unlawful Activities (Prevention) Act). 

Las tierras adivasis son ricas en recursos. Bajo los bosques, de los que depende el sustento de las comunidades indígenas, existen gruesas vetas de carbón, mineral de hierro y bauxita (mineral de aluminio). El Estado trata de controlar estas tierras "en nombre del interés nacional" y, por consiguiente, a sus habitantes. Sin embargo, esos recursos benefician cada vez más a empresas privadas, no al Estado, y mucho menos a las comunidades desplazadas. 

Para acceder a los recursos que albergan las tierras adivasis, el Estado utiliza toda clase de medios: la instalación de campamentos policiales en el corazón de estas tierras, la amenaza y aplicación efectiva de agresiones sexuales, el asesinato extrajudicial de personas consideradas líderes de la resistencia y, como muy bien sabe Hidme, el encarcelamiento de toda persona que cuestione el statu quo. 

Como bien ha señalado la activista adivasi Soni Sori: "La policía pretende que, al igual que miles de otros prisioneros adivasis, [Hidme Markam] también languidezca durante mucho tiempo en la cárcel. El proceso mismo es un castigo en este Estado". Esto es especialmente palpable si se observa el trato que a menudo reciben los adivasis en prisión. Soni Sori, quien lo ha padecido en carne propia, lo explica: "Si eres adivasi en Bastar, tendrás que pudrirte en la cárcel durante años, y te torturarán como a un animal. En esas cárceles tratan a nuestros adivasis como a insectos".

 

Como dijo Hidme Markam poco antes de su detención: "ya no podemos ir libremente a los bosques para recolectar alimentos, ni labrar nuestras tierras, donde se han instalado campamentos [paramilitares]. Cualquiera que sea el partido en el poder, siempre apoyan a las grandes empresas y no se preocupan por nosotros, los adivasis. La población que protesta contra la entrega de estas tierras a grandes empresas por parte del Gobierno acaban en la cárcel. Hemos perdido la confianza en él, pero seguiremos luchando por salvar nuestras tierras sagradas y nuestros bosques". 

Desde Survival International estamos decididas a llevar las voces de lideresas indígenas como Hidme a oídos de las autoridades y a dar a conocer al mundo su firme resistencia a través de nuestra plataforma de Voz Indígena y nuestro trabajo de denuncia. 

A pesar de las enormes dificultades, las comunidades adivasis siguen luchando heroicamente por proteger sus tierras. Con ello protegen el futuro de todos nosotros, porque activistas como Hidme contribuyen más que nadie a que los bosques permanezcan en pie y el carbón en el subsuelo. 

 

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