Con motivo del Día Internacional de la Infancia el 20 de noviembre, Survival International publica una galería de fotografías de niños indígenas, se adentra en sus fascinantes formas de vida y en las amenazas que ponen en jaque su futuro (Advertencia: la imagen número 5 puede herir su sensibilidad).

Desde la selva húmeda de la Amazonia hasta la tundra siberiana, los niños indígenas del mundo son los herederos de las formas de vida de sus pueblos, lenguas y ecosistemas.  

Sin embargo, a lo largo de siglos estas tierras han sido taladas, minadas y quemadas y a los indígenas de estos territorios rara vez se los consulta, y con frecuencia se los expulsa. 

A menudo la pérdida y la destrucción de sus tierras se encuentran en la raíz del sufrimiento de los niños. La mortalidad infantil, la adicción y el suicidio juveniles (así como enfermedades crónicas y una esperanza de vida reducida), son algunas de las consecuencias de intentar asimilar forzosamente a los pueblos indígenas y sus hijos en las culturas dominantes.

Desde la selva húmeda de la Amazonia hasta la tundra siberiana, los niños indígenas del mundo son los herederos de las formas de vida de sus pueblos, lenguas y ecosistemas.

Sin embargo, a lo largo de siglos estas tierras han sido taladas, minadas y quemadas y a los indígenas de estos territorios rara vez se los consulta, y con frecuencia se los expulsa.

A menudo la pérdida y la destrucción de sus tierras se encuentran en la raíz del sufrimiento de los niños. La mortalidad infantil, la adicción y el suicidio juveniles (así como enfermedades crónicas y una esperanza de vida reducida), son algunas de las consecuencias de intentar asimilar forzosamente a los pueblos indígenas y sus hijos en las culturas dominantes.

© Mike Goldwater/Survival

En la frondosa selva de la Amazonia brasileña, se enseña a sobrevivir desde temprana edad a los hijos de los indígenas awás.

Los niños juegan con arcos y flechas en miniatura para aprender las habilidades de un cazador exitoso. Las niñas aprenden cómo recolectar frutas y hacer jugo de açaí.

Todos los niños desarrollan un conocimiento enciclopédico de la selva que los rodea.

En la frondosa selva de la Amazonia brasileña, se enseña a sobrevivir desde temprana edad a los hijos de los indígenas awás.

Los niños juegan con arcos y flechas en miniatura para aprender las habilidades de un cazador exitoso. Las niñas aprenden cómo recolectar frutas y hacer jugo de açaí.

Todos los niños desarrollan un conocimiento enciclopédico de la selva que los rodea.

© Domenico Pugliese

Este conocimiento único, sin embargo, está en peligro.

A pesar de la "operación impulsada por el Gobierno a comienzos de 2014":http://www.survival.es/noticias/10028 para expulsar a todos los invasores ilegales de la tierra de los awá, algunos han regresado. El 30% de una reserva awá legalmente protegida ya ha sido talada por los madereros y ganaderos.

_Los foráneos están viniendo y es como si nuestra selva estuviera siendo engullida_ dijo Takia, un hombre awá.

Los awás no contactados y sus hijos son particularmente vulnerables a las fuerzas externas: un resfriado común podría matar a toda una comunidad ya que los indígenas aislados tienen poca resistencia frente a las enfermedades que vienen de fuera.

Survival está pidiendo que las autoridades de Brasil implementen un programa de protección territorial permanente para mantener a los invasores fuera del territorio awá.

Este conocimiento único, sin embargo, está en peligro.

A pesar de la operación impulsada por el Gobierno a comienzos de 2014 para expulsar a todos los invasores ilegales de la tierra de los awá, algunos han regresado. El 30% de una reserva awá legalmente protegida ya ha sido talada por los madereros y ganaderos.

Los foráneos están viniendo y es como si nuestra selva estuviera siendo engullida dijo Takia, un hombre awá.

Los awás no contactados y sus hijos son particularmente vulnerables a las fuerzas externas: un resfriado común podría matar a toda una comunidad ya que los indígenas aislados tienen poca resistencia frente a las enfermedades que vienen de fuera.

Survival está pidiendo que las autoridades de Brasil implementen un programa de protección territorial permanente para mantener a los invasores fuera del territorio awá.

© Fiona Watson/Survival

Se cree que los guaraníes de Brasil fueron uno de los primeros pueblos en ser contactados después de que los europeos llegaran a Sudamérica.

Una vez habitaron una extensión de bosques y llanuras en Brasil de casi unos 350.000 kilómetros cuadrados. Hoy en día, tras haber perdido la mayoría de su territorio, viven hacinados en pequeñas parcelas de tierra y rodeados de ganaderos y vastos campos de soja y caña de azúcar. Algunos no tienen ninguna tierra y viven en campamentos junto a los bordes de las carreteras. 

En los últimos 30 años más de 625 indígenas guaraníes se han suicidado. La mayoría de las víctimas tienen entre 15 y 29 años de edad, pero la víctima más joven de la que se tiene registro tenía solo 9 años.

Se cree que los guaraníes de Brasil fueron uno de los primeros pueblos en ser contactados después de que los europeos llegaran a Sudamérica.

Una vez habitaron una extensión de bosques y llanuras en Brasil de casi unos 350.000 kilómetros cuadrados. Hoy en día, tras haber perdido la mayoría de su territorio, viven hacinados en pequeñas parcelas de tierra y rodeados de ganaderos y vastos campos de soja y caña de azúcar. Algunos no tienen ninguna tierra y viven en campamentos junto a los bordes de las carreteras.

En los últimos 30 años más de 625 indígenas guaraníes se han suicidado. La mayoría de las víctimas tienen entre 15 y 29 años de edad, pero la víctima más joven de la que se tiene registro tenía solo 9 años.

© Paul Patrick Borhaug/Survival

(<b>Advertencia</b>. Esta imagen puede herir su sensibilidad).

_Los guaraníes se están suicidando porque no tenemos tierra_, dijo un hombre guaraní.  

_Antes éramos libres; ahora ya no somos libres. Por eso nuestros jóvenes miran a su alrededor y piensan que no queda nada_.

_Se sientan y piensan, olvidan, se pierden y al final se suicidan_.

(Advertencia. Esta imagen puede herir su sensibilidad).

Los guaraníes se están suicidando porque no tenemos tierra, dijo un hombre guaraní.

Antes éramos libres; ahora ya no somos libres. Por eso nuestros jóvenes miran a su alrededor y piensan que no queda nada.

Se sientan y piensan, olvidan, se pierden y al final se suicidan.

© João Ripper/Survival

_Crecí cazador_,  dijo Roy Sesana.  _No puedo leer libros, pero sé cómo leer la tierra y los animales. Todos nuestros niños lo saben._ 

Los bosquimanos son los habitantes originarios del sur de África. Por miles de años han desarrollado prácticas de caza que les han permitido satisfacer las necesidades de la comunidad sin destruir el entorno local.

A los niños pequeños se les daban arcos y flechas de juguete para cazar ratas y pequeños pájaros y se les enseñaba a matar liebres saltadoras o a hacer mantas con las pieles de gacelas oryx. Las niñas, desde una edad tan temprana como los 5 años, ayudaban a sus madres a recolectar plantas, bayas y tubérculos. Niños y niñas aprendían a ser tanto humildes como valientes y se les enseñaba que la generosidad era admirable y el egoísmo algo a rechazar.

Hoy en día, sin embargo, tras las expulsiones forzosas de sus terrenos de caza en la Reserva de Caza del Kalahari Central (CKGR según sus siglas en inglés), muchos niños bosquimanos viven en miserables campos de reasentamiento a los que llaman  “campos de la muerte”, en los que prolifera el SIDA y donde una vida privada de la caza y de rituales tradicionales arraigados en el tiempo fomenta la depresión y el alcoholismo.

Crecí cazador, dijo Roy Sesana. No puedo leer libros, pero sé cómo leer la tierra y los animales. Todos nuestros niños lo saben.

Los bosquimanos son los habitantes originarios del sur de África. Por miles de años han desarrollado prácticas de caza que les han permitido satisfacer las necesidades de la comunidad sin destruir el entorno local.

A los niños pequeños se les daban arcos y flechas de juguete para cazar ratas y pequeños pájaros y se les enseñaba a matar liebres saltadoras o a hacer mantas con las pieles de gacelas oryx. Las niñas, desde una edad tan temprana como los 5 años, ayudaban a sus madres a recolectar plantas, bayas y tubérculos. Niños y niñas aprendían a ser tanto humildes como valientes y se les enseñaba que la generosidad era admirable y el egoísmo algo a rechazar.

Hoy en día, sin embargo, tras las expulsiones forzosas de sus terrenos de caza en la Reserva de Caza del Kalahari Central (CKGR según sus siglas en inglés), muchos niños bosquimanos viven en miserables campos de reasentamiento a los que llaman “campos de la muerte”, en los que prolifera el SIDA y donde una vida privada de la caza y de rituales tradicionales arraigados en el tiempo fomenta la depresión y el alcoholismo.

© Survival International

Los hijos de los bosquimanos solo pueden entrar libremente a la reserva hasta los 16 años de edad. Después, tal y como le sucede al resto, solo se les admite con permisos de un mes de duración. 

Survival International ha lanzado un "boicot turístico a Botsuana":http://www.survival.es/email/boycott-botswana por los continuos intentos de forzar a los bosquimanos a salir de su tierra ancestral en la Reserva de Caza del Kalahari Central, mientras promueve la reserva como un destino turístico y utiliza imágenes de los bosquimanos y de sus hijos en su material promocional. 

_A menos que a todos los bosquimanos se les permita regresar sin impedimentos a sus tierras ancestrales, sus hijos no heredarán las formas de vida únicas de sus bisabuelos sino una vida de dependencia, desesperación y enfermedad_, dice Stephen Corry, director de Survival.

Los hijos de los bosquimanos solo pueden entrar libremente a la reserva hasta los 16 años de edad. Después, tal y como le sucede al resto, solo se les admite con permisos de un mes de duración.

Survival International ha lanzado un boicot turístico a Botsuana por los continuos intentos de forzar a los bosquimanos a salir de su tierra ancestral en la Reserva de Caza del Kalahari Central, mientras promueve la reserva como un destino turístico y utiliza imágenes de los bosquimanos y de sus hijos en su material promocional.

A menos que a todos los bosquimanos se les permita regresar sin impedimentos a sus tierras ancestrales, sus hijos no heredarán las formas de vida únicas de sus bisabuelos sino una vida de dependencia, desesperación y enfermedad, dice Stephen Corry, director de Survival.

© Dominick Tyler

Los niños yanomamis de la Amazonia brasileña aprenden a “leer” las huellas de los animales, utilizan la savia de las plantas como veneno y trepan por los árboles amarrando sus pies con lianas.

_En aquellos días mi madre siempre me llevaba con ella a la selva para buscar cangrejos,  peces con timbó o recolectar frutos silvestres_, dice Davi Kopenawa, portavoz del pueblo yanomami.  

_También solía ir con ella a los campos cuando necesitábamos cosechar yuca, plátanos o cortar leña. A veces, los cazadores también me llamaban de madrugada cuando iban a salir hacia la selva. Así es como crecí yo en la selva_.

Los niños yanomamis de la Amazonia brasileña aprenden a “leer” las huellas de los animales, utilizan la savia de las plantas como veneno y trepan por los árboles amarrando sus pies con lianas.

En aquellos días mi madre siempre me llevaba con ella a la selva para buscar cangrejos, peces con timbó o recolectar frutos silvestres, dice Davi Kopenawa, portavoz del pueblo yanomami.

También solía ir con ella a los campos cuando necesitábamos cosechar yuca, plátanos o cortar leña. A veces, los cazadores también me llamaban de madrugada cuando iban a salir hacia la selva. Así es como crecí yo en la selva.

© Claudia Andujar/Survival

En los últimos años ha habido informes alarmantes de que las adolescentes y jóvenes yanomamis han sido víctimas de abuso sexual por soldados del ejército brasileño. Tras haber sido engatusadas con regalos de comida y alcohol, el abuso sexual ha derivado en embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual como la gonorrea y la sífilis. 

_Cuando el ejército llegó, empezaron a molestar a los indígenas_, dijo Davi Kopenawa. _Pidieron a las mujeres que durmieran con ellos y les dieron comida de arroz y harina. Ellos usaban a nuestras indígenas. Ahora están enfermas.  Los soldados les han transmitido enfermedades.; las mujeres están enfermas de gonorrea y sífilis_.

En los últimos años ha habido informes alarmantes de que las adolescentes y jóvenes yanomamis han sido víctimas de abuso sexual por soldados del ejército brasileño. Tras haber sido engatusadas con regalos de comida y alcohol, el abuso sexual ha derivado en embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual como la gonorrea y la sífilis.

Cuando el ejército llegó, empezaron a molestar a los indígenas, dijo Davi Kopenawa. Pidieron a las mujeres que durmieran con ellos y les dieron comida de arroz y harina. Ellos usaban a nuestras indígenas. Ahora están enfermas. Los soldados les han transmitido enfermedades.; las mujeres están enfermas de gonorrea y sífilis.

© Fiona Watson/Survival

En la cuenca del Congo una madre "pigmea" lleva consigo a su bebé mientras recolecta plantas silvestres y nueces en la selva.  

Los “pigmeos” bakas del sudeste de Camerún están siendo expulsados ilegalmente de sus tierras ancestrales en nombre de la “conservación” debido a que "buena parte de su tierra ha sido designada parque nacional o adjudicada a compañías de safaris de caza":http://www.survival.es/sobre/sudeste-camerun. Ahora se enfrentan a arrestos y palizas, tortura y muerte a manos de las patrullas antifurtivos apoyadas por World Wide Fund for Nature (WWF).

En la cuenca del Congo una madre “pigmea” lleva consigo a su bebé mientras recolecta plantas silvestres y nueces en la selva.

Los “pigmeos” bakas del sudeste de Camerún están siendo expulsados ilegalmente de sus tierras ancestrales en nombre de la “conservación” debido a que buena parte de su tierra ha sido designada parque nacional o adjudicada a compañías de safaris de caza. Ahora se enfrentan a arrestos y palizas, tortura y muerte a manos de las patrullas antifurtivos apoyadas por World Wide Fund for Nature (WWF).

© Kate Eshelby/Survival

La salud de muchos bakas, mbendjeles y otros niños “pigmeos” de muchas regiones ha sufrido distintos problemas tras la sedentarización, debido a una nutrición deficiente, por ejemplo, y a la alta incidencia de enfermedades contagiosas.

Cazar en la selva húmeda de África Central se está volviendo cada vez más difícil debido al exceso de caza (como consecuencia de la demanda de carne de animales salvajes en los campamentos madereros y en ciudades de toda la región) y a la confiscación por parte de las autoridades de carne de animales salvajes cazados legalmente en muchos de los parques nacionales de la zona. 

En la República el Congo algunos niños mbendjeles también están siendo contratados por inmigrantes comerciantes para limpiar letrinas. A menudo su único pago consiste en pegamento para inhalar.

La salud de muchos bakas, mbendjeles y otros niños “pigmeos” de muchas regiones ha sufrido distintos problemas tras la sedentarización, debido a una nutrición deficiente, por ejemplo, y a la alta incidencia de enfermedades contagiosas.

Cazar en la selva húmeda de África Central se está volviendo cada vez más difícil debido al exceso de caza (como consecuencia de la demanda de carne de animales salvajes en los campamentos madereros y en ciudades de toda la región) y a la confiscación por parte de las autoridades de carne de animales salvajes cazados legalmente en muchos de los parques nacionales de la zona.

En la República el Congo algunos niños mbendjeles también están siendo contratados por inmigrantes comerciantes para limpiar letrinas. A menudo su único pago consiste en pegamento para inhalar.

© Survival International

El noreste de Canadá es una explanada subártica de tundra, lagos y bosques. Hasta la segunda mitad del siglo XX, los innus vivieron aquí como cazadores nómadas que dependían principalmente del pastoreo de caribúes que migraban a través de su tierra cada primavera y otoño. 

Sin embargo, durante las décadas de 1950 y 1960, los innus fueron presionados por el Gobierno canadiense y la Iglesia católica para establecerse en comunidades fijas. El despojo del lugar que ellos llaman “Nitassinan” condujo al desempleo, a problemas crónicos de salud como la diabetes y a niveles alarmantes de suicidio e inhalación de gasolina entre los niños innus. 

Al preguntar a los jóvenes innus cómo se sienten al crecer en los asentamientos, responden una y otra vez: _nos hace avergonzarnos de ser innus._

(La imagen muestra al niño innu Davis Inlet, en Canadá)

El noreste de Canadá es una explanada subártica de tundra, lagos y bosques. Hasta la segunda mitad del siglo XX, los innus vivieron aquí como cazadores nómadas que dependían principalmente del pastoreo de caribúes que migraban a través de su tierra cada primavera y otoño.

Sin embargo, durante las décadas de 1950 y 1960, los innus fueron presionados por el Gobierno canadiense y la Iglesia católica para establecerse en comunidades fijas. El despojo del lugar que ellos llaman “Nitassinan” condujo al desempleo, a problemas crónicos de salud como la diabetes y a niveles alarmantes de suicidio e inhalación de gasolina entre los niños innus.

Al preguntar a los jóvenes innus cómo se sienten al crecer en los asentamientos, responden una y otra vez: nos hace avergonzarnos de ser innus.

(La imagen muestra al niño innu Davis Inlet, en Canadá)

© Dominick Tyler

La inhalación de pegamento también es un problema serio entre niños y adolescentes innus; la obesidad y la diabetes están igualmente generalizadas. 

Los niños y jóvenes innus de entre 10 y 18 años están siendo diagnosticados de diabetes tipo 2, una enfermedad occidental que solo se desarrolló luego de que los innus fueran presionados para establecerse en comunidades fijas. La diabetes tipo 2 fue en su momento un factor de riesgo extendido entre personas mayores de 40 años. Ahora muchos jóvenes innus son diagnosticados a comienzos de la veintena. 

Los expertos médicos consideran que los jóvenes con diabetes tipo 2 tienen el doble de riesgo de morir en comparación con quienes padecen diabetes tipo 1, y en menor tiempo. 

_Yo recuerdo que, cuando era niño, hace unos quince años, aquí no había diabetes ni cáncer. Nuestros abuelos cazaban y se alimentaban de forma saludable con los productos de la tierra_, explica Michel Andrew, un hombre innu de Sheshatshiu.

_La diabetes ha alcanzado proporciones de epidemia en las comunidades indígenas y pone su misma existencia en riesgo_.

La inhalación de pegamento también es un problema serio entre niños y adolescentes innus; la obesidad y la diabetes están igualmente generalizadas.

Los niños y jóvenes innus de entre 10 y 18 años están siendo diagnosticados de diabetes tipo 2, una enfermedad occidental que solo se desarrolló luego de que los innus fueran presionados para establecerse en comunidades fijas. La diabetes tipo 2 fue en su momento un factor de riesgo extendido entre personas mayores de 40 años. Ahora muchos jóvenes innus son diagnosticados a comienzos de la veintena.

Los expertos médicos consideran que los jóvenes con diabetes tipo 2 tienen el doble de riesgo de morir en comparación con quienes padecen diabetes tipo 1, y en menor tiempo.

Yo recuerdo que, cuando era niño, hace unos quince años, aquí no había diabetes ni cáncer. Nuestros abuelos cazaban y se alimentaban de forma saludable con los productos de la tierra, explica Michel Andrew, un hombre innu de Sheshatshiu.

La diabetes ha alcanzado proporciones de epidemia en las comunidades indígenas y pone su misma existencia en riesgo.

© Dominick Tyler

Los penanes, del estado malasio de Sarawak, han presenciado la destrucción de la selva de la que dependen a causa de la actividad maderera, plantaciones de aceite de palma y presas.

Algunas adolescentes penanes han sido violadas y sufrido abusos sexuales por trabajadores de las empresas madereras. Esto ha sucedido a menudo cuando transportaban a las colegialas en el camino de vuelta desde las escuelas, a muchos kilómetros de sus hogares.

En noviembre de 2013 ocho penanes, incluido un niño de 13 años, fueron arrestados por protestar en el emplazamiento de la presa y llevados en custodia por la policía. Otros dos penanes, incluido un niño con cerca de 16 años, fueron detenidos cuando intentaban visitar a sus familiares en la estación de policía.

Los penanes, del estado malasio de Sarawak, han presenciado la destrucción de la selva de la que dependen a causa de la actividad maderera, plantaciones de aceite de palma y presas.

Algunas adolescentes penanes han sido violadas y sufrido abusos sexuales por trabajadores de las empresas madereras. Esto ha sucedido a menudo cuando transportaban a las colegialas en el camino de vuelta desde las escuelas, a muchos kilómetros de sus hogares.

En noviembre de 2013 ocho penanes, incluido un niño de 13 años, fueron arrestados por protestar en el emplazamiento de la presa y llevados en custodia por la policía. Otros dos penanes, incluido un niño con cerca de 16 años, fueron detenidos cuando intentaban visitar a sus familiares en la estación de policía.

© Andy Rain/Survival

Una madre chakma en Bangladesh coloca a su hijo recién nacido en un cesto tradicional llamado _dhulon_, y le canta nanas o canciones de cuna conocidas como _olee daagaanaa_.

Desde que Bangladesh se independizó de Pakistán en 1971, el pueblo indígena jumma de las Chittagong Hill Tracts, en la montañosa región sureste, ha soportado algunas de las peores violaciones de derechos humanos en Asia. 

Amables, compasivos y tolerantes con otras religiones, los jummas se diferencian étnica y lingüísticamente de la mayoría bengalí.

Una madre chakma en Bangladesh coloca a su hijo recién nacido en un cesto tradicional llamado dhulon, y le canta nanas o canciones de cuna conocidas como olee daagaanaa.

Desde que Bangladesh se independizó de Pakistán en 1971, el pueblo indígena jumma de las Chittagong Hill Tracts, en la montañosa región sureste, ha soportado algunas de las peores violaciones de derechos humanos en Asia.

Amables, compasivos y tolerantes con otras religiones, los jummas se diferencian étnica y lingüísticamente de la mayoría bengalí.

© David Brunetti

Hoy en día, los jummas también son uno de los pueblos indígenas más perseguidos.

La brutalidad sexual ejercida contra las niñas y mujeres jummas es abrumadoramente alta. La violación a menudo presenta un subregistro debido al estigma social. 

Tan solo en los últimos meses se han reportado al menos cinco casos de violencia sexual en niñas jummas a manos de colonos bengalíes. Estos hechos incluyen la violación de una niña chakma de cuatro años que fue atacada mientras se bañaba en un arroyo. 

_Se ha hecho poco para perseguir a los perpetradores de estos crímenes_, dice Sophie Grig de Survival International. _Esto deja a las mujeres y niñas jummas en una posición altamente vulnerable mientras sus atacantes actúan con impunidad_.

Hoy en día, los jummas también son uno de los pueblos indígenas más perseguidos.

La brutalidad sexual ejercida contra las niñas y mujeres jummas es abrumadoramente alta. La violación a menudo presenta un subregistro debido al estigma social.

Tan solo en los últimos meses se han reportado al menos cinco casos de violencia sexual en niñas jummas a manos de colonos bengalíes. Estos hechos incluyen la violación de una niña chakma de cuatro años que fue atacada mientras se bañaba en un arroyo.

Se ha hecho poco para perseguir a los perpetradores de estos crímenes, dice Sophie Grig de Survival International. Esto deja a las mujeres y niñas jummas en una posición altamente vulnerable mientras sus atacantes actúan con impunidad.

© Mark McEvoy/Survival

La mayoría de los pueblos indígenas tienen una visión extensa de la vida: toman en cuenta en sus decisiones diarias la salud futura del ambiente y el bienestar de las generaciones sucesivas.

Si pretendemos que las vidas de los niños indígenas de hoy sean incorruptibles por la opresión, la explotación y el racismo, los gobiernos y empresas que actualmente violan sus derechos deben adoptar un marco de pensamiento igualmente sustentable y ver más allá de las ganancias políticas y comerciales inmediatas. 

La problemática de los pueblos indígenas se está impulsando cada vez más en esferas políticas y culturales. Pero aún siguen siendo vulnerables, en buena parte porque sus tierras aún son codiciadas. Su necesidad urgente es que personas de todo el mundo se unan al movimiento de Survival y ayuden en su incansable lucha para que estos sean vistos como iguales. 

Un mundo en el que los niños indígenas sean libres de vivir junto a sus familias en sus propias tierras del modo que elijan es su prerrogativa. Para lograrlo hay que partir del reconocimiento de dos derechos humanos fundamentales: el derecho al territorio y a la autodeterminación.
   

_No estamos aquí por nosotros. Estamos aquí por nuestros hijos y los hijos de nuestros nietos_.

Bosquimano de Botsuana.

La mayoría de los pueblos indígenas tienen una visión extensa de la vida: toman en cuenta en sus decisiones diarias la salud futura del ambiente y el bienestar de las generaciones sucesivas.

Si pretendemos que las vidas de los niños indígenas de hoy sean incorruptibles por la opresión, la explotación y el racismo, los gobiernos y empresas que actualmente violan sus derechos deben adoptar un marco de pensamiento igualmente sustentable y ver más allá de las ganancias políticas y comerciales inmediatas.

La problemática de los pueblos indígenas se está impulsando cada vez más en esferas políticas y culturales. Pero aún siguen siendo vulnerables, en buena parte porque sus tierras aún son codiciadas. Su necesidad urgente es que personas de todo el mundo se unan al movimiento de Survival y ayuden en su incansable lucha para que estos sean vistos como iguales.

Un mundo en el que los niños indígenas sean libres de vivir junto a sus familias en sus propias tierras del modo que elijan es su prerrogativa. Para lograrlo hay que partir del reconocimiento de dos derechos humanos fundamentales: el derecho al territorio y a la autodeterminación.

No estamos aquí por nosotros. Estamos aquí por nuestros hijos y los hijos de nuestros nietos.

Bosquimano de Botsuana.

© Survival International

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