Los samis son los pastores de renos indígenas de Escandinavia. Estas impresionantes fotografías muestran a un rebaño durante su actual migración entre los pastos de verano y los terrenos invernales.

Otoño en el norte de Noruega: los renos se reúnen alrededor de los abedules en la isla de Arnøy, bastante por encima del círculo polar ártico.

Se cree que los antepasados de los samis llegaron a la región poco después de la edad de hielo, hace aproximadamente nueve mil años.

Durante los meses de verano, los pastores samis agrupan a sus renos en las altas montañas de Arnøy, para prepararlos para la migración a la tundra de la meseta en el continente. 

La ligera capa de nieve que cubre la tundra durante los meses de invierno permite a los renos encontrar el musgo con el que se alimentan con relativa facilidad.

Otoño en el norte de Noruega: los renos se reúnen alrededor de los abedules en la isla de Arnøy, bastante por encima del círculo polar ártico.

Se cree que los antepasados de los samis llegaron a la región poco después de la edad de hielo, hace aproximadamente nueve mil años.

Durante los meses de verano, los pastores samis agrupan a sus renos en las altas montañas de Arnøy, para prepararlos para la migración a la tundra de la meseta en el continente.

La ligera capa de nieve que cubre la tundra durante los meses de invierno permite a los renos encontrar el musgo con el que se alimentan con relativa facilidad.

El rebaño debe cruzar a nado el fiordo de Kågsundet para alcanzar el continente. Antes de empezar a nadar, el rebaño es acorralado para reunir a las crías con sus madres. 

Los samis eran tradicionalmente nómadas o semi nómadas, y su modo de vida siempre estuvo íntimamente ligado al pastoreo de renos, la caza mayor y menor y la pesca. Al igual que otros pueblos indígenas, los pastores de renos samis han perdido recientemente grandes extensiones de pastos a consecuencia de la contrucción de presas, la minería, el turismo y otros proyectos de “desarrollo”.

_En la actualidad solo una minoría sigue pastoreando renos estacionalmente. Muchos pastores samis usan ahora motos de nieve y embarcaciones que los ayudan a pastorear_, explica Sophie Grig, investigadora en Survival International. _Y sin embargo sus tierras y renos siguen siendo fundamentales para su identidad_.

El rebaño debe cruzar a nado el fiordo de Kågsundet para alcanzar el continente. Antes de empezar a nadar, el rebaño es acorralado para reunir a las crías con sus madres.

Los samis eran tradicionalmente nómadas o semi nómadas, y su modo de vida siempre estuvo íntimamente ligado al pastoreo de renos, la caza mayor y menor y la pesca. Al igual que otros pueblos indígenas, los pastores de renos samis han perdido recientemente grandes extensiones de pastos a consecuencia de la contrucción de presas, la minería, el turismo y otros proyectos de “desarrollo”.

En la actualidad solo una minoría sigue pastoreando renos estacionalmente. Muchos pastores samis usan ahora motos de nieve y embarcaciones que los ayudan a pastorear, explica Sophie Grig, investigadora en Survival International. Y sin embargo sus tierras y renos siguen siendo fundamentales para su identidad.

El corral permite a los pastores identificar a los propietarios de los renos jóvenes. A continuación los marcan en las orejas, comprueban su salud y los vacunan.

El marcado tiene que hacerse antes de que el rebaño comience a cruzar el fiordo, ya que una vez que lleguen al continente, muchas crías se habrán separado de sus madres.

El corral permite a los pastores identificar a los propietarios de los renos jóvenes. A continuación los marcan en las orejas, comprueban su salud y los vacunan.

El marcado tiene que hacerse antes de que el rebaño comience a cruzar el fiordo, ya que una vez que lleguen al continente, muchas crías se habrán separado de sus madres.

El rebaño puede tener entre 3.000 y 5.000 cabezas. Se tarda una semana para que todos los renos naden de Arnøy a Kågen.

La migración, por tanto, se hace en etapas. En la imagen, el rebaño “de cabeza” entra en el fiordo.

_Para nosotros, el reno no es solo un animal, sino un modo de vida_, dice un pastor sami.

El rebaño puede tener entre 3.000 y 5.000 cabezas. Se tarda una semana para que todos los renos naden de Arnøy a Kågen.

La migración, por tanto, se hace en etapas. En la imagen, el rebaño “de cabeza” entra en el fiordo.

Para nosotros, el reno no es solo un animal, sino un modo de vida, dice un pastor sami.

Una pequeña embarcación sigue al rebaño, lista para asistir a las crías que no son lo suficientemente fuertes como para recorrer a nado la distancia.

Antaño, los pastores usaban todas las partes del reno: la cornamenta para hacer botones, la sangre para salchichas y la piel para el calzado de nieve, en el que además metían juncos para que les proporcionaran más calor.

Una pequeña embarcación sigue al rebaño, lista para asistir a las crías que no son lo suficientemente fuertes como para recorrer a nado la distancia.

Antaño, los pastores usaban todas las partes del reno: la cornamenta para hacer botones, la sangre para salchichas y la piel para el calzado de nieve, en el que además metían juncos para que les proporcionaran más calor.

Los samis consideran esos 3 kilómetros que los renos tienen que nadar para cruzar el fiordo como la parte más traicionera de la migración del rebaño.

Si una cría comienza a nadar en otra dirección, el rebaño entero puede seguirla.

La travesía dura aproximadamente 30 minutos.

Los samis consideran esos 3 kilómetros que los renos tienen que nadar para cruzar el fiordo como la parte más traicionera de la migración del rebaño.

Si una cría comienza a nadar en otra dirección, el rebaño entero puede seguirla.

La travesía dura aproximadamente 30 minutos.

Un centenar de pezuñas se mueven con fuerza para cruzar las heladas aguas del fiordo, con las oscuras montañas de Uløya a lo lejos.

_La historia del pueblo sami es la historia de la adaptación humana al clima y la naturaleza del Ártico_, comenta Lars-Anders Baer, pastor y presidente del Parlamento Sami en Suecia. _La visión que tienen los samis de la relación entre la humanidad y la naturaleza es la de un todo integrado_.

Un centenar de pezuñas se mueven con fuerza para cruzar las heladas aguas del fiordo, con las oscuras montañas de Uløya a lo lejos.

La historia del pueblo sami es la historia de la adaptación humana al clima y la naturaleza del Ártico, comenta Lars-Anders Baer, pastor y presidente del Parlamento Sami en Suecia. La visión que tienen los samis de la relación entre la humanidad y la naturaleza es la de un todo integrado.

© Jason Roberts/Jason Roberts productions

El rebaño permanecerá en el continente hasta finales de abril o principios de mayo, cuando comience la migración en sentido contrario y se deje que la vegetación de la meseta se recupere.

Una vez de vuelta en la isla de Arnøy, los renos se alimentan de hongos, hojas y hierba.

El rebaño permanecerá en el continente hasta finales de abril o principios de mayo, cuando comience la migración en sentido contrario y se deje que la vegetación de la meseta se recupere.

Una vez de vuelta en la isla de Arnøy, los renos se alimentan de hongos, hojas y hierba.

Berit Logje Siri mira cómo el rebaño cruza el fiordo.

La industrialización de Sápmi, la asimilación de los samis y la falta de reconocimiento del Gobierno noruego al derecho de los samis a sus tierras han tenido un enorme impacto en el pastoreo.

Para muchos pastores samis, sin embargo, el tiempo aún se mide por la migraciones estacionales de sus renos.

_Mi pueblo ha vivido con los renos durante miles de años_, cuenta un pastor sami. _Estamos conectados. Se podría decir que nuestras almas se tocan, o mejor dicho, que se superponen_.

Berit Logje Siri mira cómo el rebaño cruza el fiordo.

La industrialización de Sápmi, la asimilación de los samis y la falta de reconocimiento del Gobierno noruego al derecho de los samis a sus tierras han tenido un enorme impacto en el pastoreo.

Para muchos pastores samis, sin embargo, el tiempo aún se mide por la migraciones estacionales de sus renos.

Mi pueblo ha vivido con los renos durante miles de años, cuenta un pastor sami. Estamos conectados. Se podría decir que nuestras almas se tocan, o mejor dicho, que se superponen.

© Jason Roberts

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