El SIDA se dispara en Papúa Occidental

18 noviembre 2008

Hombre moni, Papúa. © Survival

Esta página se creó en 2008 y puede contener terminología en desuso.

Una reciente investigación del programa de Al Jazeera “101 Este”, ha mostrado el impacto devastador de la crisis del VIH/SIDA entre los pueblos indígenas de Papúa Occidental, Indonesia.

Papúa Occidental tiene la tasa de infección más alta de SIDA que existe fuera de África: el 3% de la población está infectada con el virus y los expertos temen que para el año 2025 esa cifra aumente hasta el 7%. Tres de cada cuatro personas infectadas son indígenas, a pesar de que casi la mitad de los habitantes de la región son extranjeros.

Las industrias mineras y madereras han llevado la destrucción medioambiental y la catástrofe social a los pueblos indígenas de Papúa Occidental. También han traído consigo al ejército, que apoya a muchos de los negocios y protege a otros. Las fuerzas armadas tienen una reputación atroz por las violaciones de derechos humanos cometidas contra los pueblos indígenas.

Este desarrollo industrial es también ahora responsable de la propagación del virus mortal VIH. La mayor parte de los casos de SIDA de Papúa Occidental tienen su origen en la industria del sexo que ha crecido en torno a los proyectos mineros y madereros.

Un estudio del año 2001 reveló que más de un cuarto de las prostitutas eran seropositivas. Los hombres de Papúa que llegan a estas industrias en busca de trabajo han llevado el VIH/SIDA de vuelta a sus comunidades. Los datos oficiales sitúan las cifras del SIDA 15 veces por encima de la media nacional de Indonesia, pero los trabajadores de campo dicen que las cifras reales estarían más cerca de multiplicar la media por 50.

Los habitantes de Papúa han sufrido años de violencia y brutalidad a manos de los militares indonesios. Como resultado, muchos pueblos indígenas echan la culpa al Gobierno y al Ejército por introducir a trabajadores sexuales infectados con el VIH y por su fracaso en la toma de medidas adecuadas para frenar la expansión de la enfermedad.

Gran parte de las medidas del Gobierno y de los intentos de concienciación sobre la enfermedad no están llegando a los habitantes de Papúa, ya que la mayoría se centran en las ciudades, que están pobladas por inmigrantes indonesios. Muchos se preocupan porque la epidemia es incluso peor de lo que temían debido a que a muy pocas de las personas que viven en las zonas remotas se les ha hecho la prueba o ni siquiera saben como prevenir la enfermedad.

Si quieres más información, o si quieres actuar en relación con éste o con otros problemas provocados por el impacto del “desarrollo” impuesto a los pueblos indígenas de todo el mundo, visita la campaña de Survival “El progreso puede matar”.

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