Kenia: asesinan a un indígena sengwer en nombre de la conservación de la naturaleza

26 enero 2018

Los indígenas sengwers están siendo expulsados violentamente de su tierra. © Yator Kiptum

Esta página se creó en 2018 y puede contener terminología en desuso.

Un hombre del pueblo indígena sengwer fue asesinado la semana pasada por guardaparques que trabajan para el Servicio Forestal de Kenia (KFS, según sus siglas en inglés). Otro hombre resultó herido.

El brutal ataque tuvo lugar tras varias operaciones recientes terriblemente violentas para expulsar a los indígenas sengwers de su tierra.

Decenas de agentes de seguridad armados prendieron fuego a los hogares, despensas y posesiones de los sengwers, y mataron a su ganado para forzarlos a marcharse del bosque de Embobut donde han vivido durante generaciones.

Esta oleada de ataques comenzó a finales de diciembre.

Milka Chepkorir, una mujer sengwer, declaró que la destrucción de sus hogares durante los ataques supone: “una pérdida de los lazos familiares, ya que algunos miembros de la familia se han dispersado y están asustados; y abusos sexuales, hostigamiento y tortura psicológica que se vinculan con los horribles actos de las expulsiones”.

A pesar de las amenazas y la violencia, muchos indígenas sengwers han prometido oponer resistencia. Una mujer declaró: “No nos vamos a ningún sitio, ni aunque el Gobierno decida matarnos aquí”.

La UE, que financia un proyecto de conservación de la naturaleza en la región para proteger las fuentes de agua de las colinas, ha condenado los asesinatos y ha anunciado que suspende su apoyo al proyecto.

Los sengwers están pidiendo al Gobierno que garantice su derecho a vivir en su tierra ancestral y que les consulte urgentemente sobre el mejor modo de trabajar con ellos para conservar sus bosques.

La expulsión de los sengwers comenzó bajo el régimen colonial británico.

En 2014, la policía y el servicio forestal expulsaron a miles de sengwers de sus hogares en el bosque y obligaron a muchos de ellos a vivir en cuevas o en refugios temporales.

Después de otra serie de acosos en 2016, David Yator Kiptum, director ejecutivo del Programa de Pueblos Indígenas Sengwer, dijo: “Expulsar a miembros de la comunidad sengwer de nuestro hogar ancestral no es una solución para la conservación de la naturaleza. Tampoco es una solución para combatir el cambio climático”.

Los sengwers suman unas 33.000 personas, de las que unas 13.500 viven en el bosque de Embobut. En él cazan, recolectan miel, cultivan y crían ganado a pequeña escala.

Como muchos pueblos indígenas y tribales tienen un profundo conocimiento de la ecología de sus bosques, de los que han cuidado durante generaciones.

Las expulsiones suponen una violación del derecho internacional y están destruyendo a quienes mejor saben cómo conservar el bosque.

Tres expertos independientes de la ONU han manifestado su preocupación sobre los ataques y las expulsiones.

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